El ejemplar macho conocido como El "Solitario George"
fue la ultima tortuga gigante de la especie (Chelonoidis abingdoni) endémico
de Las Islas Galápagos. En 1972 fue encontrado en la isla Pinta por unos
cazadores de cabras, lo reubicaron en la Estación Científica de Charles Darwin,
donde George fue encerrado junto con dos hembras de una especie similar
(Chelonoidis becki, del volcán Wolf) con la esperanza de que sus
genes fuesen retenidos en su descendencia. También se esperaba que George
tuviera hermanos en la isla Pinta y se los buscó para que la especie
persistiera pero la búsqueda fue inútil.
Durante el año 2008, se descubrió que las hembras que
acompañaban al Solitario George habían puesto un total de dieciséis huevos; sin
embargo, ninguno resultó ser fértil. En el año 2009, se descubrieron cinco
nuevos huevos igualmente infértiles; lo que terminó con las esperanzas de
salvar a la especie de la extinción total. Algunas de las grandes tortugas
de las Islas Galápagos sirvieron al científico británico Charles Darwin para
desarrollar su teoría sobre la evolución y selección natural de las especies.
Se estima que el Solitario George nació entre 1903 y 1919
(Las tortugas de Galápagos pueden vivir entre 80 y 130 años o mas). Tras su
larga vida el "Solitario Jorge" fallece el 24 de junio de 2012 esto
da lugar a la extinción de su especie.
El cuerpo del Solitario George fue hallado muerto en su
corral a las 08:00 horas, estaba en una posición como dirigiéndose al bebedero.
Inicialmente los expertos encargados presumieron un paro cardíaco; pero la
necropsia indico que murió por causas naturales
"La conclusión es que la muerte fue por causa natural,
probablemente producida por envejecimiento", informó la Dirección del
Parque Nacional Galápagos (DPNG).
Consiguen revivir células madre en cadáveres de hasta 17 días
ResponderEliminarLos científicos franceses autores de la investigación creen que podría ser un avance importante para trasplantes de médula ósea
Imagen de las células musculares utilizadas por los investigadores
Científicos franceses han logrado reanimar células madre de músculos y médula ósea procedentes de personas que llevaban muertas hasta 17 días, según un artículo publicado en la revista «Nature Communications».
Los investigadores, del Instituto Pasteur, han demostrado que es posible revivir células madre musculares de cadáveres humanos, trasplantarlas y lograr hacer nacer otras nuevas en perfecto estado.
Los científicos descubrieron que, lejos de morir, estas células reducían al mínimo su actividad y, tras deshacerse de las mitocondrias (pequeños cuerpos que les permiten respirar), quedaban en estado de hibernación.
Es así como conseguían sobrevivir en un medio tan hostil, sin oxígeno y en medio de un baño de ácido, de una forma parecida a como actúan en caso de lesión muscular, es decir, «durmiéndose y esperando que la tormenta pase», según el profesor Fabrice Chrétien.
«Esa reserva de células madre podría servir para hacer trasplantes de médula ósea, utilizados en el tratamiento de leucemia y enfermedades sanguíneas, entre otras afecciones, y de las que siempre hacen falta donantes», explicó Chrétien, quuien ha dirigido el estudio junto a su colega Shahragim Tajbakhsh.
Ahora solo queda por saber si estas nuevas células, en perfecto estado al menos en apariencia, esconden malformaciones aún no detectadas.